EL CERRO LA SEPULTURA, La Leyenda


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Guillermo Orellana (Rinconada)

Un grupo de jóvenes de “Pueblo de Indios” realizaron un viaje al cerro que hoy se llama “La Sepultura”, con el propósito de conocer el bosque de robles que hay allí y cazar algunos conejos.
Cuando llegaron arriba, armaron un campamento, formaron varios grupos pequeños y se fueron por diferentes partes, después de acordar el regreso para el atardecer.
En el transcurso del día el tiempo se echó a perder y comenzó a caer la lluvia. Rápidamente volvieron y se apresuraron a descender cuando ya comenzaba la oscuridad.
Al llegar abajo, hacía tanto frío que no se podía estar fuera de las casas; entonces se dieron cuenta de que faltaba uno de ellos: el más joven. Al principio pensaban que podía venir más atrás y lo estuvieron esperando, inútilmente.
Mientras tanto, arriba había comenzado a nevar. El jovencito, al darse cuenta de que los otros no estaban, comenzó a caminar para ver si encontraba el camino de regreso, pero no se daba cuenta de que pasaba y pasaba por los mismos lugares. Después de un rato, el niño se cansó y se sentó al pie de una mata de quillay. A medida que pasaba el tiempo, nevaba más y más.


Los otros muchachos regresaron a sus casas y dieron aviso de lo que había pasado. Apenas dejo de llover, los padres y amigos del muchacho subieron al cerro, de a caballo, para iniciar una larga búsqueda. Después de un tiempo, encontraron un zapato del niño y luego su cuerpo, congelado por la nieve.

Por esta historia, dicen que el cerro la sepultura se llama así, pero otras personas dicen que recibió este nombre mucho antes, pues ese lugar era un cementerio de indios. Hasta el día de hoy, no se ha comprobado esta idea, porque nunca se han realizado excavaciones allí.

Fuente: Leyendas de San Vicente de Tagua Tagua

LA POZA BRUJA DE EL NARANJAL, La Leyenda


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Autor: Arturo Chávez
En los cerros del Naranjal hay una poza muy profunda, como un ojo de mar, que la gente llama la poza bruja. Antes, algo raro sucedía allí, porque en ese sector los truenos y relámpagos eran demasiado fuertes cuando quería llover.

Se cuenta que hacen ya más de cuarenta años, ahí existía una joven muy hermosa, encantada, que cuando pasaba el mal tiempo salía a tomar el sol y a peinarse.
La gente que lograba llegar allá sólo podía ver el gran sillón, el lavatorio y la peineta de piedra. Varios se entretenían tirando piedras y otras cosas dentro de la poza. Al otro día se sorprendían mucho al ver que todo lo lanzado el día anterior se encontraba afuera y el agua estaba limpiecita. También encontraban las muestras de la niña, como si hubiera salido muy de mañana a recostarse en una piedra hermosa y muy grande que esta allí. El cuerpo mojado de la joven había chorreado las piedras hasta el lugar de descanso.
Nadie sabía que la poza estaba embrujada. Cuando alguien se iba a bañar allí y se tiraba dentro de la poza ya no volvía a salir.
Mucho tiempo después, alguien logró sacar el encanto de la poza, porque un día, como a las doce de la noche, mucha gente vio salir una gran nube. Dentro de ella iba la joven.
Todavía existe en el cerro la famosa poza bruja, el sillón y el lavatorio de la niña. Es un sitio muy visitado actualmente por los veraneantes, pero hay que tener cuidado: siempre pasa algún accidente. Una vez, un joven resbaló del caballo y quedó muy mal herido. Tuvieron que ir los trabajadores,, los carabineros y los bomberos a sacarlo, si no, se muere ahí mismo. Una vez, amarraron una gran piedra a una soga y no lograron topar el fondo. Tiene que ser un ojo de mar, no más.

Fuente: Leyendas de San Vicente de Tagua Tagua

BOSQUE NOTHOFAGUS, LA SEPULTURA 2008


El género Nothofagus comprende cerca de 35 especies distribuidas principalmente en Australia, Nueva Zelanda, Nueva Caledonia, Nueva Guinea, Chile y Argentina. Nuestra ciudad también se da el lujo de contar con ejemplares de este genero en el Cerro La Sepultura, sobre los 1000 metros de altura .



Aqui tienen un video filmado en medio del bosque Nothofagus Sanvicentino y en donde destacan especies como el Roble (Nothofagus obliqua) y Hualo (Nothofagus glauca).

CLASIFICACIÓN Y NOMENCLATURA CIENTIFICA


Existen en el reino vegetal alrededor de 150.000 especies diferentes. Para ordenar en forma práctica esta inmensa cantidad de plantas, desde la antiguedad se han propuesto diversos sistemas de clasificación. Se ha escogido convencionalmente el llamado "sistema natural", que implica una agrupación de acuerdo con las características morfológicas comunes. Así, los mas importantes parámetros usados son: número, forma y ubicación de las piezas florales; tipo de fruto y características de las hojas, tallo y raíz. Además, debe tomarse en cuenta cómo éstas características han ido evolucionando y transformandose a lo largo de millones de años.

Los vegetales que producen semillas, o espermatófitos, están reunidos en dos grandes grupos: el de las gimnospermas, donde se ubican por ejemplo las coníferas, el gingko; y el de las Angiospermas, un grupo muchísimo mayor que reune las plantas que tienen su sistema reproductor femenino (óvulos) protegido por diversas estructuras, en oposición a las especies del grupo de las Gimnospermas, que lo tienen desnudo.
Las angiospérmas a su vez se dividen en Monocotiledoneas y Dicotiledoneas, con características morfológicas muy diferentes.
Las monocotiledoneas, comunmente herbaceas, se hallan representadas por plantas como las gramineas (pastos, bambues), las liliaceas, las orquideas, etc., que tienen una hoja embrionaria o cotiledón en sus semillas. Generalmente están dotadas de hojas angostoas y lanceoladas, de nervadura paralela; casi siempre carecen de peciolo, sus flores son trímeras, es decir, sus piezas florales son tres o múltiplo de tres.
Las dicotiledoneas, en cambio, tienen dos hojas embrionarias o cotiledones en sus semillas. Las hojas adultas comunmente son anchas, casi siempre con nervadura reticulada; a menudo se hallan provistas de peciolo. Las flores son tetrámeras (piezas florales 4 o múltiplo de 4) o pentámeras (5 o múltiplo de 5).
Dentro de estas grandes divisiones, las plantas se agrupan en familias, géneros y especies, grupos de afinidad creciente que, de acuerdo con la opinión científica actual, corresponden a la forma común en que han evolucionado.


Científicamente las plantas se nombran por dos palabras en latín, denominación reconocida en todo el mundo. Primero va, siempre con mayúscula, el nombre del Género a que pertenece la especie; luego se escribe el nombre específico, por lo general con minúscula. Para que esta representación sea completa, debe ir acompañada del nombre de la persona que describió en forma correcta la planta y le dio una denominación, la que es aceptada universalmente. El nombre científico tiene que construirse en conformidad de las reglas de la gramática latina, ya que el latín se ha elegido por convención como la lengua biológica internacional.
Luego las especies se agrupan en géneros, los géneros en familias; las familias en órdenes, y los órdenes en clases (para las plantas con flores de ovarios protegidos, las clases son monocotiledoneas y dicotiledoneas). Cada clase pertenece a una subdivisión (Gimnospremas y Angiospermas en las plantas superiores), y cada subdivisión, a una división (Espermatófitas). Las grandes divisiones se agrupan en reinos. En el tema que nos ocupa, se trata del Vegetal.


Tomemos por ejemplo a nuestra flor nacional, el copihue, para ubicarla taxonómicamente según el sistema natural de clasificación:

Copihue
  • Especie: Lapageria rosea R. et Pav. (Ruiz y Pavón)
  • Género: Lapageria
  • Familia: Philesiáceas (filesiáceas)
  • Orden: Alstroemeriales
  • Clase: Monocotyledoneae
  • Subdivisión: Angiospermae
  • División: Spermatophyta
  • Reino: Plantae (Vegetal)

¡¡ IMPORTANCIA DE LA TAXONOMÍA !!


La capacidad de identificar las especies, tanto vegetales como animales, es tan importante en ecología como es el adecuado conocimiento desímbolos y valencias de los elementos químicos. Sin embargo, cabe señalar que incluso los taxónomos más avezados deben recurrir a textos y herbarios para identificar parte del material que recolectan en el terreno. Esto es especialmente válido cuando los especímenes colectados, dados sus estadios fenológicos inmaduros, no cuentan con órganos reproductivos (flores y/o frutos). De allí la importancia de recurrir a la herborización del material "dudoso" para su posterior identificación con la asesoría de expertos o la comparación con especímenes de herbarios autorizados.



NOMBRES COMUNES DE LAS PLANTAS


Numerosas plantas silvestres tienen nombres comunes que les ha dado la gente a lo largo de los siglos y que se usan para diferenciarlas unas de otras, por sus propiedades medicinales, su utilidad o su hermosura. Muchas veces un mismo nombre es empleado para especies distintas, e inclusive para plantas de generos o familias disímiles. Por ejemplo, la orquídea puede corresponder a las especies Gavilea longibracteata (Lindl.) Sparre ex Navas, Bipinnula apinnula Gosewijn, Chlorea Chrysanta poepp., Gavilea lutea (Pers.) M.N. Correa, Chloraea multiflora Lindl., entre muchas otras.

Gavilea longibracteata (Lindl.) Sparre ex Navas. comunmente conocida como "Orquídea". Las Pozas Brujas 2008.

Tambien una misma planta existente en países o regiones disímiles tiene distintos nombres locales: así, nuestro común "Diente de león", el Taraxacum officinale Weber ex Wia, en españa es denominado "Taraxacon" o "Amargón"; en inglaterra, "Dandelion"; en Alemania, "Gemeine Kuhblume"; "Maskros" en Suecia, en Francia "Dent de lion", etcetera.

A veces los llamados "nombres comunes" son solo adaptaciones en español de las denominaciones latinas, que casi nunca han gozado del uso general.

Muchos otros nombres populares de plantas en Chile tienen origen indígena (araucano, quechua, etc.), y sería muy importante mantenerlos vigentes. Por ejemplo Copihue (mapuche), corcolén (mapuche), coyanlahuén (mapuche). Tambien son araucanos curaqueo, chaquihue, topa- topa, hualhual, quinchimalí, huingán, huilli, pangue, pamul, patagua y quilloiquilloi. Chapico, molle, mollaca, suncho, sucurco, vira-vira y muchísimos otros, son nombres quechuas.

Algunas denominaciones comunes son derivación lógica de una traducción del nombre específico, especialmente cuando éste corresponde a una cualidad de la planta. En el caso de la cajeta o Calvatia cyathiformis Morg, "cyathiformis" significa "forma de caja", y en el hecho la forma de la flor se asemeja a la de una cajita.

Igualmente, una misma especie puede tener varios nombres comunes. Por ejemplo, Acacia caven (Mol.) Mol. es llamado comunmente "espino", "churque", "caven", "quirica" o "quirincha" (fruto).


El uso de nombres comunes en las plantas tiene gran importancia para la cultura de una región o país determinado. Por eso es válida la nomenclatura científica, cuyo objeto es unificar los nombres de las plantas de todo el mundo. Sin embargo, muchísimas especies de plantas silvestres chilenas no tienen nombre popular alguno. Es factible que ello se deba a que esas plantas carecían de interés para el hombre común, o fueron introducidas en tiempos recientes o simplemente no han sido debidamente observadas.