El pasado 14 de febrero del año 2017, concretamos una nueva expedición hacia la Roblería del Cerro La Sepultura, con la misión de estudiar la floración de las Añañucas que pintan y engalanan las praderas colindantes de uno de los últimos bosques de Robles y Hualos del Valle de Taguatagua, especies arbóreas que llaman mucho nuestro interés y que también pasamos a visitar en esta aventura. Revisa aquí más información de este viaje...
El pasado 14 y 15 de febrero del presente
año, y tras dos visitas en años anteriores en la misma fecha (2013 y 2014),
pudimos vivenciar una vez más el maravilloso espectáculo floral que nos regalan
las Añañucas de verano en las praderas del Cerro La Sepultura.
El cerro la sepultura es la segunda cumbre
mas alta de la comuna y se accede por la localidad de La Rinconada del Tambo ya
que se encuentra ubicado en las serranías o cordón de cerros sur de San
Vicente, gran macizo perteneciente a la sección más oriental de la Cordillera
de la Costa en la zona.
La cima de este cerro tiene una altura de
1.184 msnm. y es reconocida en la comunidad local por la Roblería allí presente
y que se puede divisar desde cualquier sector de la ciudad, un Bosque remanente
y relicto de árboles del género Nothofagus como Hualo (Nothofagus glauca) y
Roble (Nothofagus obliqua) o Roble Blanco de Santiago (Nothofagus macrocarpa).
En las praderas ribereñas de estos
robledales, es posible avistar grandes mantos de Añañucas estivales, las que se
caracterizan por sus bellas y coloridas flores que varían del rosado pálido a
un rojo fuerte y brillante, con algunos toques de amarillo en la base de sus
pétalos. Son pequeñas, observándose algunas que crecen a ras de piso y otras
cuyo tallo floral, de color verde a rojo, se levanta de la superficie hasta los
30 cm. de altura, donde crecen entre 1 y 3 flores, generalmente 2. Al momento de florecer no presentan hojas y
posteriormente se desarrollan sus frutos, muy parecidos a un pimentón pequeñito
en cuyo interior vienen las semillas de color negro.
En cuanto a su taxonomía, este tipo de Añañucas
pertenecen al género Myostemma (Ex Rhodophiala), las cuales florecen en
Taguatagua entre los meses de enero y abril de cada año. Específicamente, y de
acuerdo a las descripciones morfológicas, podría tratarse de Myostemma
pratensis, sin embargo existen dudas al respecto. Ahora bien, cabe destacar que
este no es el único grupo presente en la zona, ya que en los meses invernales
es posible encontrar, principalmente en las quebradas, otras Añañucas
pertenecientes al género Phycella notoriamente más grandes que las observadas
en esta expedición.